Un cordel sobrevuela el escenario con 30 números colgando de él. Debajo, el cronómetro que actuará como implacable guardián de un elenco que dispone de 60 minutos para representar todas y cada una de las microobras de teatro que se esconden tras esos números, en el orden que dicte el público.
Para ello, sólo existen las cuatro normas que rigen el teatro neofuturista:
1. Siempre somos quienes somos, no interpretamos personajes
2. Estamos donde estamos, sin viajar, sobre el escenario
3. Lo que estamos haciendo, lo hacemos de verdad
4. El tiempo es ahora, el presente manda
La compañía se inspira en el mundo que nos rodea y lo arrastra a patadas al escenario para exponer su belleza y enfrentar al público con sus infinitas contradicciones.
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